Alguien aquí, de Ada Salas (Hiperión, 2005)

Hace algunos años me matriculé en un taller de escritura poética impartido por Carlos Marzal, y he de admitir que la experiencia fue contradictoria. Por un lado, aunque eso ya entraba en las expectativas, no aprendí a escribir poesía. Durante el tiempo que duró el curso, escribí poemas malísimos. Horribles. A esas pequeñas vergüenzas no se las podía llamar poemas. Pero, por otro lado, también tengo la sensación de que aquél curso me hizo crecer. No sabría decir cómo, pero es así. Creo que mejoré como lector. Al fin y al cabo, para eso es para lo que Jaramillo dice, en su Método fácil y rápido para ser poeta, que sirven los talleres. Porque allí no se aprende a escribir, sino a leer. Quien enseña bien no te señala el camino a seguir, solo te indica que hay un camino y te entrega algunas herramientas que, con suerte, te ayudarán a encontrarlo y evitarán después que te extravíes. Seguir leyendo «Alguien aquí, de Ada Salas (Hiperión, 2005)»

Adopta una autora: Chantal Maillard

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Ella no tiene manera de saberlo, ni creo que le importe, pero me considero en deuda con Chantal Maillard. Fue gracias a un libro suyo que volví a la poesía, después de unos años asqueado por la condescendencia que veía a mi alrededor por parte de quienes escribían. Dejé incluso de leer —poesía, se entiende—, salvo excepciones como los libros proféticos de William Blake, quien, por su parte, me empujó a saber el poco inglés que sé hoy día. Llegué a Blake por Swedenborg y por Strindberg, y, sobre todo, por interés filosófico. Durante un tiempo, incluso pensé en dedicarle mi tesis doctoral a su pensamiento político. Mi curiosidad inicial, por tanto, no se debía tanto a sus evidentes cualidades líricas como al fondo ideológico que transmiten sus versos una vez descifrados. Seguir leyendo «Adopta una autora: Chantal Maillard»